Mi experiencia en el Ballet Magníficat ha sido de las mejores en mi vida.
Primero, porque a pesar de haber empezado ya un poco más grande de lo que se acostumbra, he tenido la misma oportunidad que cualquier otra persona que haya empezado desde pequeño en Ballet o Danza.
Además ha sido un lugar donde me he desarrollado técnicamente, y ha sido un apoyo muy importante para el ministerio que Dios me ha dado y en el cuál le sirvo en mi Iglesia. Las profes tienen la vocación, la paciencia y sobre todo el amor de Dios para enseñar y me han ayudado a lograr mucho más de lo que yo hubiera pensado realizar.
Realmente es un lugar maravilloso, y una gran bendición de Dios para mi vida.